martes, 10 de marzo de 2009

LA ULTIMA VEZ


Pasa ya el medio día y estoy listo para tomar una ducha y salir a almorzar. El teléfono, mudo toda la mañana, en ese instante decide atormentarme con su escándalo. Es vane, Le pregunto como esta, sabiendo por su tono de voz que esta echa una furia y diría que con algunas gotas de alcohol demás en su sangre.
- oughhh alterada
- y por que.
- Carajo, ese huevón cree que es fácil organizar toda la fiesta.
- Cálmate culoncita – le digo en tono de broma, sin darle importancia a lo que me dice.
- ¡Que cálmate! – Me responde airada - es que jode como no tienes idea. Que por que hice esto… Que por que lo otro... ¡Carajo! Todo lo estoy haciendo sola y en lugar de agradecer, jode.


Por unos minutos, dejo que vane descargue sus emociones, que ladre los defectos del que pronto será su marido. Al parecer un machista empedernido, de esos que controlan hasta el aire. De esos que piensan que llamando a cada instante, mantienen controlada a su pareja, ja ja y ja. Tarados nunca faltan y no piensan que quizás cuando ellas responden, están con el amante a su costado, disfrutando una encerrona, y los más cojudos, son aquellos que llaman solo por la noche, como si en el día, el sexo se extinguiera, ¡que huevitos!


Vane Suspira profundamente y el silencio me indica que la calma esta llegando.
- Ya te desahogaste je je je – medio en broma le pregunto.
- Ja ja ja ja si un poco – me responde riendo de buena gana – Pero, es que de verdad como jode por todo.
- Sabes que es así. Además… todo tiene arreglo. Ahora están con la tensión de los preparativos para la fiesta, pero en unos días más; la tranquilidad estará con ustedes. Le digo como si tuviera el convencimiento de lo que expreso y luego le cambio la conversación.
- ¿y tu family? ¿Ya se fue? o aun está por allí cuidándote para que no peques, jejejeje. Indago
- Ja ja ja No... Se fueron más o menos como a las diez y media. Me responde feliz, como si se hubiese liberado de una traba.
- Yo pensé que aun estaban por allí… Y ¿que has hecho?.
- Nada, solo hice un poco de limpieza... lavar mis calzones, ja ja ja. Se hecha a reír sin frenos, experimentado la libertad que le duele abandonar.
- Incluido los agujereados… ja ja ja ja. Le digo siguiéndole la corriente sin poder contener la risa.
- ¡Todos! sobretodo esos ja ja ja … carajo las cojudeces que me haces decir. Concluye tratando de ponerse seria, pero el alcohol hace que la risa le brote sin control. Rio con ella.
- Ja ja ja ¿ya almorzaste? Le pregunto tan pronto le pasa el ataque de risa.
- Si, Prepare una papita a la huancaína. Me quedo deliciosas ¿y tu?
- Aun no. Voy a ducharme primero y luego saldré a comer algo por allí.
- ¿Estas calato? Me pregunta, saliéndose bruscamente de la conversación.
- Tan calato, como las noches que pasamos juntos.
- Ja ja ja seguro estas cogiéndote las pelotas…
No le respondo, solo rio acompañando su carcajada, por unos segundos.
- ¿que vas hacer mas tarde? Me pregunta al dejar de reír.
- Nada – Le respondo - ¿Y tú?
Sin titubear, me responde con una pregunta, que estuve tentado de hacerle, toda la semana que paso.
- ¿Quieres que nos veamos?
- ¿Estas segura? Le pregunto, como todo un tonto.
- ¡Si carajo! ¿Donde nos vemos? Responde con total seguridad.
- Si gustas te recojo de tu depa y nos vamos a un bungalow.
Por unos segundos el silencio se apodera de ambos, hasta que ella decide romperlo con una propuesta temeraria, teniendo en cuenta que su “firme, vive en la misma ciudad y no tan lejos de su casa. Pero es domingo y sabe que el futbol, ese día, esta por encima de ella.
- ¿Y si vienes? Me da pereza salir - me dice desganada y luego argumenta - además han cambiado uno de los vigilantes y creo que esta de turno el nuevo; ese no te conoce.
- Estas segura - le repito
- Ven y no te hagas de rogar, que ya debes estar “burro” ja ja ja... Carajo los dos tragos de algarrobina con Pisco que tome, me tienen sin control ja ja ja ja… Además ese huevón lo único que hace es estresarme con sus reclamos. ¡Ven!

Para mala suerte el vigilante que esta de guardia es el antiguo; es decir, el que me conoce. Lo saludo, toco el timbre y Segundos después la voz de Vane me invita a pasar.
Subo cinco pisos por las escaleras para no toparme con algún chismoso o chismosa en el ascensor. (Siempre hay uno donde vivimos).
Vane, abre la puerta. Tiene la mirada boba. La saludo con un beso. Cierra la puerta y me guía a su cuarto. En el trayecto le cojo su casi descomunal trasero, respinga suavemente como si ya esperase ese tocamiento, voltea y se enrosca a mi cuerpo. La ropa queda por el pasillo.
La cama, pulcra como siempre, de colores alegres y cálidos soporta estoicamente, revolcones, manotazos, patadas y mordidas, por varios minutos.
Vane abandona la cama. Como siempre entra al baño sin llevar nada encima y tampoco cierra la puerta, por lo que ha veces, el vaciado de sus vejiga es audible.
Prendo la tele, hago zapping sin encontrar nada que me atraiga y termino por dejarlo en musicales. La música de Amaral se apodera de la habitación.
- ¿Quieres durazno en almíbar? Me pregunta desde la puerta del cuarto. Le respondo que si. Me levanto de la cama y la sigo hasta la cocina.
- ¿He gritado mucho? - me pregunta. Le digo que no.
- Que roche si los vecinos escuchan ja ja ja. Comenta riendo, mientras me alcanza un clásico Dos Caballos, que acaba de sacar de sus recién instalados reposteros. Reviso la información de la etiqueta y procedo a abrirla con un cuchillo, no sin antes pasárselo por las nalgas. Me mira de reojo y Sonríe cómplice.
- Loco eres carajo. Se apresura a decirme.
Coloco los duraznos en una especie de platos hondos de color azul intenso y cargamos con ellos a la cama.
- ¿Qué paso? - le pregunto -¿cuál es el roche? Vane mira las gotas de miel que ha derramado entre su ombligo y el nacimiento de su bello púbico. Las recoge con uno de sus dedos y luego me da a probarla, con la naturalidad de quien hace un diario y gozoso ritual.
- La verdad no se que hacer… A veces tengo ganas de mandar todo a la mierda. Estoy harta de que siempre este jodiendo – hace una pausa como tratando de encontrar la palabras apropiadas y continua - Es como si tratara de imponerse a todo lo que decida hacer en la fiesta ¡Todo critica! Se supone que tu pareja esta para apoyarte... además, todo lo estoy organizando yo, El para metido en su trabajo. No sabe como son las cosas. Pero véanlo para oponerse y para tacaño… ahí nadie le gana. Te juro que estoy fastidiada…
Desde mi lugar la escucho, se que lo mejor es dejarla que hable, así se desahogara y cuando hable por teléfono con el, dentro de unos minutos, seguramente ya estará calmada y la sangre no llegara al rio.


Su voz ya no suena a queja, ahora tiene el tono de quien narra una anécdota cualquiera, de esas que no tienen importancia, pero que hay que contarla, por miedo al silencio. Por momentos interrumpe su narración, y ríe como loca. Juguetea con sus dedos en mi escuálido pecho y finalmente se duerme. Observo la tranquilidad de su rostro, soplo suavemente sobre su frente para convencerme de su inconsciencia. No hay respuesta.


La música que esta sonando no me agrada, pero no me atrevo a moverme. No quiero interrumpir su sueño.


El sol se retira y el último rallo que ingresa por la ventana y que cruza los pechos de Vane, desaparece. Despierta, bosteza a sus anchas, pregunta cuanto tiempo durmió y se estira feliz.
- Un par de horas por lo menos. Le respondo.
- Que rico que he dormido. Me dice relajada y se queda en silencio.
Observo sus pechos, aun muy firmes, corro la sabana que le cubre ligeramente la parte de la cintura y tiro suavemente de sus enredados pendejos.
Se incorpora sonriente, y me mira como diciéndome; esta si es la última vez.