lunes, 21 de abril de 2008

CAGONCITO

- La sonda se ha roto.
Es lo primero que me dice el medico, un poco dramático como para asustarme y sin darme tiempo a responderle, concluye muy arrogante.- En este hospital, no hay instrumental para retirarla en ese estado. Por lo tanto, le “sugiero” trasladarlo a ¡Mi Clínica! Mi turno termina en media hora, así que de una vez, llévelo.
Lo que el llama clínica, con tanta arrogancia, es una simple casa, pintada de color celeste; tan huachafa como el rotulo con nombre francés. Me acerco hacia la chica, que funge de recepcionista, tras un roído escritorio y le explico el motivo de mi presencia.
- Ok. Son 60 soles.Cancelo y pido mi comprobante de pago.
- No tenemos. Responde muy suelta de huesos.
- Entonces como se que lo atenderán.
- No se preocupe - me dice desganada - así trabajamos acá.
Quisiera mandarla a la mierda, por ser cómplice de tanta bajeza, pero al ver la cara de mi tío, desisto.
Mientras espero, observo las descoloridas fotos del medico, en algún añejo paseo por Francia. Sus marcos baratos y anticuados aun conservan un poco del dorado pan de oro.
Cuando llega me hacen pasar a su privado. ¡ Es peor que la sala !
- Ya pagaste - me pregunta como todo un buitre. Le respondo afirmativamente, sin quitar mis ojos de la manchas en el papel colomural de las paredes.
Ya no es el soberbio del hospital, ahora se aniña e intenta justificarse hablando de lo mal que esta el sector salud; pero calla al darse cuenta que estoy ignorándolo y se sobresalta al no escuchar que le diga ¡doctor! como a el tanto le gusta. Sabe que lo estoy viendo, como un simple "cagoncito" y quisiera votarme, lo se, pero piensa en los sesenta soles, que devolverá y se traga su orgullo.
El primer contacto que tuve con el “cagoncito” se dio unas semanas atrás yo diría que tres, no tengo muy clara esa fecha, ese día me entrego una lista de medicamentos, necesarios para la operación. Ese día también busque al “Doctor Loco”, un amigo medico; pero que ¡ama la publicidad! Para que me oriente.
- ¡Es el doble de lo necesario! Expresa al ojear la lista. Se rasca la cabeza y alborota los cuatro rulos que le caen por la frente y sin el tono de “cacha” que lo caracteriza me aconseja comprar todo.
- Ese colega es jodido, de cualquier cosa se agarra para no operar. Te recomiendo, en todo caso, tengas un sencillo a la mano !Por si las moscas!
No se cuantos minutos han pasado desde que ingreso el doctor ha operar, pero me parece una eternidad. Cuando lo veo aparecer, me abalanzo en busca de información.
- Como salió de la operación doctor.
- Que operación. -Me responde súper enojado. - No han cumplido con mi receta.
- Pero he comprado todo lo que ha pedido.
- Pero la sangre no.
Le explico que la señorita que atiende en el bendito banco de sangre no quiso vendérmela, aduciendo que no era necesaria, pues en la sala de operaciones siempre hay disponible y que los médicos que operan si la necesitan la toman; la explicación lejos de calmarlo lo enfada aun más y me dice que ya no operara. Entonces recuerdo las palabras del “Medico Loco”… Si se pone jodido, cháncale un sencillo y se tranquiliza.
Con casi 300 soles en el bolsillo, el “ca gon ci to” se olvida de la sangre y regresa a operar.
Al día siguiente del incidente con la sonda pude hablar con el entonces director regional de salud.
- ¡Que lo denuncie! - me dice indignado o al menos aparenta estarlo - ese tipo ya tiene muchas quejas, si lo hacen, ¡Lo voto!
Mi tío, ya sin huevos (literalmente hablando) no quiso hacer la denuncia, tenía miedo que los colegas del “cagoncito” cerraran filas en su defensa, se pasaran la voz y tomaran venganza. Creo que hasta imaginaba su foto, colgada en los consultorios (al estilo viejo oeste) con una frase en la parte inferior, que decía: ¡CASTIGUEN AL TIRA DEDO!

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