jueves, 13 de marzo de 2008

Viejo Burro, Cansado

Tomar un microbús a la volada, en cualquiera de las rutas urbanas, es rutinario. Es parte de la vida, de aquellos que no tenemos un vehiculo y resignados, la mayoría o a regañadientes, algunos, terminamos usando este destartalado servicio.
Casi se diría que el usuario ha perdido hasta la capacidad de reclamar. Actitud necesaria para hacer valer nuestros derechos. Casi nadie se asombra de las maniobras suicidas de los conductores por ganarse un pasajero, de las frenadas bruscas que terminan por estrellarte con la parte posterior de los asientos, de las groserías y bravuconeadas de los cobradores y chóferes, unidos para intimidar, sin respetar edad, sexo o estado del que reclama. Pare ellos, todos son iguales a ELLOS, es decir ANIMALES, Y bajo ese concepto, actúan libres de toda conciencia, impulsados solo por el instinto.
Ganarse un pasajero sin importar atropellar, chocar o burlar una señal de transito es uno de de sus objetivos y en eso perseveran hasta cumplirlo.
Hasta aquí, nada es sorprendente, para todos aquellos que a diario, hacemos uso de este desagradable servicio. Hasta dirán que de vez en cuando han visto a un chofer de combi conducir con una mano mientras con la otra abraza a una fémina… ja ja ja ja sintiéndose lo máximo, mientras ella va recabando lo cobrado.
Pero usted se imagina, tomar un microbús ¡ojo! digo microbús, no combi, con dirección a Huanchaco, (tampoco es que se espere un viaje placentero) y después de haber pasado, por todas las torturas antes mencionadas y de haber escuchado gritar al cobrador su ruta, hasta romperte los nervios, se detenga en un grifo a surtir de combustible la unidad (eso tampoco es novedad) pero que tenga, la boca del tanque de combustible dentro del bus y cerca de tus zapatos ¡Es una conchudes total!
Luego de unos minutos continuamos el recorrido, como es “lógico” (para ellos) a mayor velocidad por los minutos que perdió. La carrocería por ratos parece que se desprenderá, así que medio paranoico, voy evaluando los crujidos y preparando mi posible ruta de escape.
Olvidaba mencionar a las dos “amiguitas” que iban de acompañantes del chofer y el cobrador. Todo el tramo una de ellas se mantuvo recostada cerca al chofer, al mas puro estilo caricaturesco de vaca sexi, la misma, que al sentir el aroma de los picarones al llegar a la altura del nuevo mirador turístico, no dudo en pedir dinero (sin roche y en voz alta) para saciar su inmenso apetito. Solícito, el chofer detuvo el vehiculo, “cajonio” los pasajes, y ellas bajaron riendo. Los dos “giles” hicieron silencio ante las miradas burlonas de los pasajeros y se dispusieron a esperarlas, paso un minuto, dos…. tres…. y colmo la paciencia. ¡Hey!….!chofer!, hasta que hora vamos a esperar. Medios matoncitos regresaron a mirar, creo que esperaban intimidarnos, pero esta vez, todos se unieron al reclamo, así que, como un viejo burro cansado, el chofer agacho la cabeza, maniobro la inmensa palanca de cambios y muy lentamente puso el bus en movimiento, como esperando que su “conquista” apareciera, siempre atento al espejo retrovisor y probablemente recordando a nuestras guerreras y bellas madres. !Contra! Por la dudas.

1 comentario:

Luciana Morales dijo...

Jajajajaja.... estas historias son de toda la vida y parecen salidas de un comics. Mejor dicho porque no te atreves a hacer un comic, mismo Condorito, con todas estas historietas de la vida diaria?... Cual seria el nombre de nuestro Pelotillehue? Trujiconchehue?. La pregunta por el millon es... cuando va a cambiar esta situacion?... acaso estamos obligados, de por vida, a vivir a expensas de estos donkeys?. Tendremos que seguir confiando en nuestra suerte o rezandole a la "sarita" para llegara sanos y salvos a nuestro destino???